Estamos viviendo un momento de cambio en lo que hace a los medios masivos de comunicación. La situación puede describirse como paradojal. Cada vez son más masivos, en lo que hace a su alcance a nivel poblacional. Pero a la vez, se están tornando mucho más personales, en cuanto a su nivel de customización y adaptación a las necesidades y gustos personales de los consumidores.
Y uno de los sectores álgidos que se muestran más revolucionados es el sector de las noticias, y en particular de las noticias online. El escenario plantea una lucha sin cuartel, encabezado por Google del lado del sector online, y su marca de bandera Google News; y del lado de la industria de las noticias, el magnate Rupert Murdoch y su emporio News Corps.
Murdoch, y muchos otros empresarios de las noticias, consideran que producir noticias de calidad cuesta demasiado dinero como para permitir que su acceso sea público y sin cargo, y la tendencia, en estos momentos, es buscar algún tipo de plataforma que permita cobrar por el acceso a estos contenidos. La historia suena repetida. Muchos han tratado de cobrar por contenido, y han corrido con suerte dispar. Pero lo que me parece que es la estocada final contra el plan de Murdoch y Asociados, es la existencia de las redes sociales y las comunidades online.
Por un lado, cada vez cobran mayor relevancia las noticias locales. Y es en esto, en el refinamiento de las búsquedas locales, en las que el buscador está trabajando en estos momentos, con su servicio de Google Local Business Center, a caballo de los Google Maps. Pero fundamentalmente, lo que termina de matar la ilusión de Murdoch de cobrar por las noticias es el increíble poder de viralización que las redes sociales poseen. En cuestión de minutos, un tema puede convertirse en una hot trend, y replicarse a través de tweets y mensajes de Facebook hasta alcanzar límites insospechados.
Ya no es necesario que exista un cronista acreditado, un camarógrafo profesional y un fotógrafo. Ahora, lo somos todos. Por ejemplo, ¿por qué habría de pagar –hipotéticamente- por leer una noticia sobre un hecho desafortunado masivo, como el último terremoto que azotó a Chile, si abro mi cuenta de Twitter y tengo un relato pormenorizado con fotos y videos de todos mis contactos en Chile? Y además, ésto es lo que me interesa saber, cómo están las personas que conozco en Chile. No estará redactado con el formato de pirámide invertida, ni firmado por prestigiosos periodistas, pero también informa, al instante y de hechos relevantes.
Lo mismo puede decirse de los blogs y las bitácoras personales de miles de personas. ¿Cuánto tiempo creen que pasará desde el momento en que alguien sube un post informativo, hasta que la comunidad para la que esa información es relevante, se entere de la novedad?
Decir, entonces, que las noticias y los contenidos en general se han democratizado, es una subestimación. Se han democratizado, customizado, y viralizado. De ninguna manera estamos diciendo que está bien violar los derechos de autor y de propiedad intelectual. Sólo que es momento de analizar si la internet es el medio adecuado para hacer cumplir estas premisas legales. Con el tema de la descarga de la música online, por ejemplo, mucho se ha hecho, y mucho se ha logrado, pero estamos a años luz de erradicarlo completamente. ¿No sería el momento de sincerarnos y comenzar a pensar alternativas a los modelos tradicionales económicos y de productividad, para así poder desarrollar caminos alternativos al tan trillado pago por contenidos?
Fuente: www.vpa-internet.com.ar/blog
Atentamente,
Eloy Romero Laura
Skype: eloy_romero
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