Bajo el liderazgo de su fundador, la estructura de Google podría ser muy diferente de la que conocemos ahora.
Hace unos días conocíamos la noticia del cambio de CEO en Google. El que ha sido su máximo responsable durante la última década, Eric Schmidt, dejará en abril el puesto a Larry Page, cofundador de la compañía junto a Sergey Brin.
¿Cómo será Google durante los próximos diez años? De momento, Schmidt (que no se marcha, sólo cambia de puesto) ya ha dicho que serán mejores que los anteriores. Y para demostrarlo, Google está de lo más activo contratando personal, principalmente profesionales relacionados con las aplicaciones móviles.
Pero, volviendo al puesto de CEO ¿cuál será la impronta personal de Page en la compañía? Un amplio reportaje en la revista Bloomsberg analiza cómo podría ser el “Google 3.0” al mando de Page: una especie de confederación, menos burocratizada y descentralizada, en la que se dará prioridad al talento.
Hay que tener también en cuenta la influencia del carácter de Page, una persona introvertida a la que no le gustan demasiado las apariciones públicas ni las agendas cerradas (al contrario que Schmidt).
Por eso, los jefes de las grandes áreas den las que trabaja Google (búsquedas, Android, YouTube, Chrome, redes sociales) se convertirán progresivamente en embajadores de la compañía. Vic Gundotra, que dirige el proyecto “secreto” para competir con Facebook, tiene todas las papeletas para convertirse en la cara más visible de Google en los próximos años.
Bajo el mando de Page, Google podría ser una especie de “empresa de empresas”, donde las diferentes unidades del negocio compitieran entre sí (se supone que sanamente) para ganar atención y recursos.
El ejemplo más claro es el de Android y Chrome OS: muchos opinan que no tiene sentido que Google desarrolle dos sistemas operativos diferentes, uno destinado a smartphones y tablets y el otro a PCs. La ventaja es que las dos unidades compitan internamente, en teoría mejorando y aprendiendo mutuamente.
Según el artículo, la intención de Page será la de dar más autonomía a las diferentes unidades y dejar que interactúen entre ellas y tomen sus propias decisiones, rebajando el control centralizado que representaba Schmidt. El desafío principal, pues, será mantener la cohesión como empresa con este modelo.
Fuente: www.baquia.com
Atentamente,
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