"El hacker se inflitró a la computadora y reveló la verdad, ¡qué bueno que
es!", "el hacker se metió al servidor y robó información, ¡piratas que
no tienen nada más que hacer".
Los hackers son como los fantasmas. Todo el mundo habla de ellos, pero muy pocos los han visto. En los últimos días, semanas y meses la palabra hacer ha sido
empleada y desempleada, usada y desusada con una frecuencia nunca antes
vista.
Los hackers de pronto son criminales, a ratos activistas, en ciertos
periodos héroes y en algunas ocasiones unos perfectos deconocidos.
Pero
la culpa no es del hacker. La inclusión de la tecnología y la
informática como partes de nuestras vidas cotidianas han provocado el
manoseo de ese y otros conceptos. ¿Qué les parece si hacemos un esfuerzo
colectivo por aclarar de qué se trata y cuáles son todas las variantes
que pueden aplicarse al término.
Yo inició la conversación y ustedes me corrigen o le agregan más
elementos en los comentarios ahí abajo, ¿les parece? Yo pongo la mesa y
los ingredientes y ustedes hacen la ensalada.
El término hacker se usa por doquier sin darle el debido contexto. Ha
pasado en muchos lugares, incluido BBC Mundo. Suele equiparársele, por
ejemplo, con pirata cibernético aun y cuando el diccionario define a la
piratería como "robo o destrucción de los bienes de alguien".
Pero el término hacker no tiene una definición concreta. El
diccionario Mirriam-Webster, por ejemplo, le da al menos dos acepciones
diferentes en lo que a la tecnología se refiere: a) "un experto en
programación y resolución de problemas con una computadora"; b) "una
persona que en forma ilegal obtiene acceso y a veces manipula la
información en el sistema de una computadora".
La palabra en su origen -mucho antes de su empleo en el mundo
informático- significaba que "alguien" transformaba "algo" como un juego
para conseguir un "fin". Los llamados hackers musicales -como los
Gregory Brothers por ejemplo- suelen transformar un video de noticias o
de acontecimientos reales en una canción con el único fin de divertirse.
El problema es que a través de las décadas y con ayuda de la
industria del entretenimiento, la palabra hacker se ha transformado en
una figura solitaria que se esconde por los rincones mientras golpea su
teclado y roba información de otras personas.
De hecho varios de los expertos en computación insisten en
diferenciar a los hackers en sombreros negros o sombreros blancos. Los
primeros alteran sistemas de información con fines criminales, los
segundos con fines éticos o de diversión.
Pero una acepción más común, aunque no por ello más usada, es la de
referirse a los criminales que irrumpen en computadoras y sistemas con
malas intenciones como crackers.
Los hackers, así, son buenos, divertidos, éticos y responsables. Los crackers, bajo esta óptica, son criminales.
Pero las diferencias no terminan ahí. En el mundo de los hackers hay
también un importante número de subgrupos como los hackers de élite aquellos tan avanzados que son los primeros en descubrir
vulnerabilidades en sistemas o los llamados hacktivistas, que utilizan
sus habilidades informáticas para irrumpir en programas o lanzar ataques
de negación de servicio con el objetivo de apoyar una causa como
ocurrió con Wikileaks.
Más allá de estas definiciones, sin embargo, lo cierto es que la
definición que ha privado en los medios es la de llamar hacker a
cualquiera que hace algo sin permiso en la red o en computadoras, ya sea
por diversión, malicia, o buenas intenciones.
Y quizá si entre todos colaboramos al debate podamos ir cambiando esta percepción.
Fuente: BBC
Atentamente,
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