Hace 15 años quien pensado que comprar en internet se iba convertirse en una necesidad y que todo el mundo lo hace.
Este verano, al visitar a la familia durante las vacaciones, me he
llevado una grata sorpresa al comprobar cómo varios de mis familiares
han decidido dar el paso y realizar algunas de sus compras a través de
internet. Hasta el punto de que en una reunión con más gente uno de
ellos dijo la frase que da título a este post: “Es que si no compras por
internet, es que eres tonto“. Lo mejor de todo es que resulta que… ¡La
culpa ha sido mía!
Todo viene de la semilla que planté durante las
últimas navidades, cuando fui el gran triunfador en lo que a regalos se
refiere, regalos que, por supuesto, compré por internet.
Es perfectamente comprensible que los regalos navideños, muchas veces, consistan en cualquier detalle comprado a última hora para
cumplir con la “obligación”. La falta de tiempo hace que sea frecuente
reservar una mañana durante un fin de semana para ir a un centro
comercial con uno o dos regalos en mente y luego ir comprando lo primero
que ves que pueda (o no) encajar con cada persona. Por muy buenas
intenciones que tengas, y por mucho cariño que quieras poner, si vas a
hacer muchos regalos, al final, regalar se vuelve en parte una obligación con la que tienes que cumplir y necesitas algo para salir del paso.
No tienes mucho tiempo para ver y decidir en un centro comercial lleno
de gente en tu misma situación, los vendedores están saturados de
trabajo… No es que se trate precisamente de las condiciones ideales para
dar con el regalo perfecto.
Estas navidades decidí realizar todas
mis compras por internet. Pensé en unos cuantos regalos y busqué para
obtener ideas para los demás. En una tarde dejé todo cerrado, y durante la siguiente semana los regalos fueron llegando ordenadamente a la oficina (que
tengo la suerte de poder usar como dirección de entrega). Como ya he
comentado, di con el detalle perfecto para cada uno, y ante las
preguntas, las explicaciones de por qué compré todo por internet:
- Puedes ver y consultar muchísimos más productos en mucho menos tiempo.
- Tienes todos los detalles del producto al alcance de la mano (incluyendo vídeos, reviews y comentarios de otros usuarios).
- No necesitas luchar por la atención de un vendedor, o hacer colas para pagar.
- Puedes comparar precios en diferentes tiendas.
- Puedes pedir, en ese mismo momento, recomendaciones y consejos a tus amigos a través de redes sociales.
- Sin prisas, sin agobios, ¡Y sin moverte de casa!
Ellos
no se habían lanzado a comprar por internet porque nunca lo habían
hecho antes, habían oído que es más barato pero que tienes que pagar
gastos de envío, y por supuesto tenían miedo a resultar estafados.
Les expliqué que es cierto que a veces es más barato, aunque no siempre, que los gastos de envío no son nada comparados con el tiempo, la gasolina y el fastidio de tener que coger el coche para
ir a hacer compras, y les dí unos cuantos sitios de confianza donde
podían hacer sus compras, además de unos consejos sobre en qué fijarse a
la hora de decidirse a confiar en un sitio de comercio electrónico
(aquí os dejo un enlace de mi compañeros Andrés Velasco sobre seguridad y confianza en comercio electrónico )
Se lanzaron, lo probaron y han repetido.
No es que ahora usen internet para todas sus compras, pero es un recurso más a su disposición. No es más que una anécdota, pero me viene muy bien para comprender el crecimiento del e-commerce en los últimos tiempos.
Fuente: Baquia
Atentamente,
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