La mayor parte de las empresas ven a la estrategia de marca como un mero vehículo para lograr incrementar sus ventas, y creen equivocadamente que si éstas se consiguen, es debido a que la marca tiene consolidado un lugar en la mente del consumidor.
Es necesario tener claro que el momento de compra es sólo la mitad del camino en la construcción del branding, y que es fundamental contar con acciones que lleven de la mano al consumidor no sólo en el proceso previo a la elección de nuestro producto sino también después de haberlo hecho, que hagan más estrecha su relación con la marca. Acciones de las cuales podamos aprender.
Previo a la compra, el consumidor nos da un voto de confianza, escucha lo que tenemos que decir de nuestra marca, la compara, investiga, aprende, y finalmente nos elige. Cuando esto pasa, asume un nuevo rol: el del catador que pone en un lado de la balanza lo que hemos ofertado (con lo que lo convencimos) y en otra su propia experiencia para llevar a cabo un balance entre lo que pagó vs lo que recibió.
Todo plan integral de branding debe considerar acciones post-venta que sigan construyendo sobre nuestra promesa básica y que enriquezcan la experiencia del consumidor con nuestra marca. Uno de los ejemplos más claros de cómo ser coherente con su promesa básica y de estar comprometido con sus consumidores es Nike con el Nike+. Un dispositivo el cual se compone de un pequeño acelerómetro colocado en un zapato que se comunica con el Nike+ Sportband o un receptor conectado a un ipod y que mide y registra la distancia y el ritmo cuando corres, haciendo sentido y llevando a la práctica la promesa del Just Do It.
Evidentemente son pocas las marcas en el mundo que gozan de presupuestos como el que nike destina al manejo de su branding, pero más allá del tamaño de la marca que estamos creando, existen 4 objetivos que toda estrategia de branding debe tomar en cuanta cuando se llevan acciones en la fase de post-venta y que funcionan más allá del tipo de producto o servicio o del grupo al que van enfocados:
Fidelidad al posicionamiento. Cualquier esfuerzo debe construir sobre la promesa original de la marca.
Satisfacción. Debe satisfacer una necesidad nueva, adicional a la previamente satisfecha por el producto.
Valor agregado. Debe convertirse en un valor agregado de nuestro producto, llevar más lejos la promesa original del producto.
Interés. Debe mostrar de alguna forma que el consumidor es el que importa, y que esas acciones son pensadas exclusivamente en su beneficio.
El momento en el que el consumidor paga por nuestro producto para muchos es la exitosa culminación del plan de marketing, pero en realidad es justo la mitad del proceso. La pregunta que hay que hacerse es: ¿Qué estamos haciendo para seguir despertando esa lealtad en nuestros consumidores una vez que se vuelven jueces de nuestras marcas?
Fuente: www.puromarketing.com
Atentamente,