Uno de los componentes que se ensamblan en muchos dispositivos y que,
 a pesar de su gran importancia, suelen dar algún que otro quebradero de
 cabeza a los diseñadores son las baterías.
 Un componente fundamental, sobre todo en esta época en la que impera la
 movilidad, que sin embargo también limita a los dispositivos tanto en 
autonomía como en tamaño.
Poder cargar una batería en cualquier lugar y sin necesidad de contar con suministro eléctrico es un reto al que muchos equipos de desarrollo de productos se enfrentan y en el que Sony ha presentado un resultado bastante curioso: han desarrollado una batería que es capaz de funcionar usando papel.
Poder cargar una batería en cualquier lugar y sin necesidad de contar con suministro eléctrico es un reto al que muchos equipos de desarrollo de productos se enfrentan y en el que Sony ha presentado un resultado bastante curioso: han desarrollado una batería que es capaz de funcionar usando papel.
¿Papel? La verdad es que me sorprendió mucho (y me recordó un poco a la secuencia del tren de los Hermanos Marx) pero Sony ha desarrollado una batería que se alimenta con papel y es capaz de generar electricidad transformando la celulosa del papel en glucosa
 que se usa como combustible; algo que llevado a un dispositivo 
comercial significaría que el usuario podría reciclar materiales (papel,
 cartón, etc) para poder alimentar dispositivos electrónicos.
Y 
aunque pueda parecer que roza la alquimia o el uso de materiales 
altamente tóxicos, los ingenieros de Sony han desarrollado esta batería 
sin utilizar elementos químicos tóxicos o con metales pesados, todo lo 
contrario, la batería es totalmente respetuosa con el medio ambiente.
 Esta batería está compuestas por un líquido que contiene agua y enzimas
 que, tras agitarla y propiciarse una reacción química, es capaz de 
generar energía como para hacer funcionar un circuito eléctrico.
En esta reacción química, las enzimas se encargan de descomponer la celulosa en glucosa que al combinarse con oxígeno y otras enzimas que hacen que la glucosa se descomponga en iones de hidrógeno y electrones que son los que contribuyen a la circulación de corriente a través del circuito. Como resultado de la reacción, se obtienen materiales sobrantes como el agua y el ácido gluconolactona.
En esta reacción química, las enzimas se encargan de descomponer la celulosa en glucosa que al combinarse con oxígeno y otras enzimas que hacen que la glucosa se descomponga en iones de hidrógeno y electrones que son los que contribuyen a la circulación de corriente a través del circuito. Como resultado de la reacción, se obtienen materiales sobrantes como el agua y el ácido gluconolactona.
¿Y de dónde sacaron la idea? Los 
investigadores se fijaron en las hormigas blancas y las termitas que son
 capaces de comer madera, procesarla y convertirla en energía, de hecho,
 no es la primera vez que trabajan en esta senda porque este equipo de 
Sony ya hizo funcioncionar un Walkman con zumos de frutas.
Usando como combustible algo tan simple como las viejas felicitaciones navideñas de las que recibimos millones en cada Navidad, esta bio-batería podría ser capaz de alimentar un pequeño ventilador. Naturalmente, nos encontramos en una fase de desarrollo muy temprana pero imaginen las posibilidades que nos podría ofrecer esta tecnología; es algo emocionante
De todas formas, aún es muy 
pronto para poder ver este tipo de tecnologías desplegadas en 
dispositivos comerciales pero la idea es fantástica aunque Sony no es la
 primera compañía que está trabajando en esta senda, de hecho, la 
Universidad de Stanford llevan un par de años trabajando en una batería que también utilice papel impreso con una “tinta” de nanotubos de de carbono y nanohilos de plata.
Fuente: Alt1040
Atentamente,
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